martes, 11 de noviembre de 2014

Carne de membrillo aromatizada con vino, canela y clavo

Seguimos con los platos de temporada. Esta receta más que un plato es lo que yo llamo un comodín para usarlo indirectamente en el acompañamiento de otros platos, pues casi nunca consumo la carne de membrillo sola. 

El otro día estuve en mi pueblo (Torrequebradilla) un pequeño pueblo de Jaén donde viven mis padres, y sorpresa: “ Niño llévate los membrillos que el árbol está doblado”. (A pesar de mi edad, en mi casa seguiré siendo siempre el niño) Y como el niño no sabe decir que no, pues media caja de membrillos que han venido para Granada.

Así que la primera receta que hago con esta fruta, que me encanta, va a ser la carne de membrillo, que utilizaré para varias cosas (alguna tarta, salsas, rellenos de hojaldre…), licor de membrillo (un par de botellitas para el frío invierno) y compota de membrillo.

El membrillo es una fruta muy saludable por diversos motivos, alimenta y apenas aporta calorías a nuestro organismo (siempre y cuando no se coma crudo o cocido). Es altamente beneficioso para desinfectar nuestro organismo y presenta un alto contenido en fibra (pectina y mucílagos) y taninos. Además contiene ácido málico, vital para eliminar el exceso de ácido úrico. 

Bueno, pasemos a la acción.


 
Ingredientes:
1 kg de membrillos (con piel y sin pepitas)
1 kg de azúcar ( Yo he puesto 750 moreno + 250 blanquilla) 
1 limón sin piel ni parte blanca ni semillas o el zumo de un limón 
½ cucharadita de canela molida o una canela en rama 
3 clavos de especias
30 ml de vino blanco






Preparación Tradicional: 

1. Lavamos y pelamos los membrillos y los troceamos. Lo echamos en una cacerola y le añadimos el zumo del limón, el chorreón de vino y lo cubrimos con el kilo de azúcar. Con las mondaduras de los membrillos, el corazón y los 3 clavos hacemos un atillo y lo metemos en un pequeño saco de gasa fina (para que a la hora de cocer el membrillo vaya soltando toda la peptina). Lo metemos también en la cacerola y lo dejamos toda la noche reposando (al menos 8 horas). 

2. Una vez macerado veremos que el membrillo ha soltado mucha agua. Ponemos la cacerola en el fuego y le añadimos la canela (aquí puede ser en rama para sacarla luego). Cuando empiece a hervir lo mantenemos así unos minutos. Bajamos el fuego y vamos removiendo a menudo con una cuchara de palo (para evitar que se pegue). En este momento hay que tener mucho cuidado a la hora de remover, pues salpica bastante y quema mucho, así que cuidado con las salpicaduras. 

3. Veremos que poco a poco el membrillo se irá deshaciendo y va tomando un color oscuro (si solo se utiliza azúcar blanquilla el color será dorado). 

4. Comprobamos que los trozos de membrillo están blandos, retiramos la rama de canela y el atillo con los corazones y las cáscaras de los membrillos. 


5. Pasamos la batidora por la cacerola y hacemos un puré fino. 

6. Seguimos cociendo un rato más hasta comprobar que el punto de cocción es el correcto: La cuchara de palo se tiene que mantener de pié en el centro de la cacerola. 

7. Retiramos del fuego y vertemos el contenido en los recipientes y dejamos que se enfríe completamente. Una vez frío se puede congelar en bolsas de congelación o mantenerse en lugar fresco. 


Preparación Thermomix: 


 Para esta receta he seguido algunas indicaciones del libro “Mis mejores recetas con thermomix 3.1” de Cristina Galiano, otras son de mi cosecha. 


1. Lavar bien los membrillos y quitarles sólo el corazón y las pepitas. Les dejamos la piel, pues ahí es donde se encuentra la mayor parte de la peptina que hace que espese (en realidad la mayor parte de la peptina se encuentra en el corazón del membrillo, pero tendríamos que hacer un atillo si queremos utilizarlo en la cocción. Yo los he desechado) 

2. Trocear los membrillos en porciones no muy grandes para que la máquina no sufra demasiado troceándolos.

3. Introducir en la máquina la mitad de los membrillos, el limón troceado sin nada de parte blanca ni pepitas y la mitad del azúcar. Ponemos el vaso cerrado y pulsamos el botón Turbo 4 – 5 veces. Añadimos el resto de membrillo y azúcar y el chorreón de vino. Volvemos a pulsar el botón Turbo otras 4 – 5 veces

4. Programar 30 minutos, 100ºC, velocidad 8. Tenemos que tener en cuenta que el tiempo de cocción es aproximado, pues dependerá del grado de maduración de los membrillos, cantidad de peptina que contengan,…

5. Cuando hayan transcurrido unos 10 minutos bajamos la velocidad a 5 o incluso 4. Tenemos que ver que la superficie de la mezcla se mueva. En este momento quitaremos el cubilete de la tapadera del vaso y le pondremos encima el cestillo para evitar salpicaduras. 

6. El membrillo estará hecho cuando observemos que incluso subiendo la velocidad a 8 – 9, la superficie de la mezcla a penas se mueve. 

7. Apagamos la máquina y dejamos que temple un poco nuestra carne de membrillo y una vez que se haya bajado un poco la temperatura podremos volcarlo en una fuente y lo dejamos enfriar sin tapar. Lo mejor es dejarlo que se oré durante un par de días en un lugar fresco. 

8. Si observamos que al enfriarse no se ha endurecido demasiado, lo podemos volver a meter en la Thermomix y programar más tiempo, pero yo prefiero que antes de envasarlo echar una cucharada en un plato congelado para que se enfríe muy rápido y ver si se queda líquido o espesa (igual que hacemos con las mermeladas), en función de eso mantenemos unos minutos más en la thermomix o volcamos en los recipientes. 



Sugerencias: 
  • Yo lo he envasado en distintos moldes pequeños de silicona y una vez frío y oreado lo he congelado en bolsas de congelar. Así me dura todo el año y queda perfecto sacándolo media hora antes de su uso. 
  • Con la canela y el clavo hay que tener cuidado en no pasarse, pues queremos que sepa a membrillo. La canela y el clavo sólo son para aromatizar un poco nuestra carne de membrillo. 
  • El usar azúcar moreno hace que nuestra carne de membrillo salga muy oscura y un poco menos dulce de lo habitual. 
  • El uso que hago de la carne de membrillo principalmente es para acompañar quesos añejos, de cabra semi frescos, o como base de alguna salsa para acompañar a alguna carne (Véase Fiambre con pistachos y trufas). También la suelo usar para acompañar al queso fresco o requesón.



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